Nuestras intervenciones urbanas van creando el espacio de la ciudad, posibilitan o niegan las relaciones entre sus habitantes. La ciudad es el reflejo vivo de la necesidad cultural de expresarse y pensamos que una ciudad más amable es aquella compleja y rica en sus expresiones.

Las ciudades no son el resultado de las propuestas de un solo hombre. El arquitecto del príncipe pierde valor ante la necesidad de una mayor participación. Nuestra ciudad debe ser el resultado de muchas propuestas, así como de muchas respuestas.

Esta ciudad real, que no podemos negar que existe y que no alcanza a satisfacer las necesidades de sus habitantes, es el principio de nuestra búsqueda. Leerla es aceptar que existe una forma de usarla que debemos entender para lograr intervenirla y solo entonces contraponer a ésta la idea de “Ciudad Deseada”, para quizás así poder encontrar la ciudad posible.

Nuestras propuestas son el resultado de la reflexión sobre como sentimos la ciudad, sobre lo que nos gustaría ver y disfrutar, son nuestra manera de participar en esa búsqueda de la ciudad posible que congregue y acoja a sus habitantes.

Esta ciudad nos pertenece y éstas son algunas de nuestras reflexiones sobre ella.

Ramiro Henao V. (Apartes de La ciudad que queremos)

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La Presidenta
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Moravia